viernes, 11 de febrero de 2011

El Lápiz del Carpintero de Manuel Rivas



Emoción ha sido la palabra que más veces se ha escuchado al hablar del “Lápiz del carpintero”. Cito textualmente algunos de los comentarios que se produjeron : " en algunos momentos se me puso la piel de gallina"; " me cayeron las lágrimas" " en la tercera página me enamoré", "personalmente su lectura me ha aportado mucho".Y sí una imagen vale más que mil palabras, ésta era la de una lectora que leía con gran pasión las anotaciones que había realizado sobre libro. Que muy amablemente me prestó, y me han servido de gran ayuda para realizar este comentario.
Nos pareció que la novela rebosaba poesía . Ahí van algunos de los versos destacados: "a la puerta de cada casa debería haber dos ojos como ésos"; "agrandados como lámparas veladas de luz"; "si se entrelazan, pueden hacer un hermoso tapiz"; “andar suave de un reloj de agua”; “debes de coser con seda”; “cómo nacen las lágrimas de un manantial inaccesible” y refiriéndose a las lavanderas "sus brazos son los mangos del pincel".
Nos han gustado mucho las descripciones de los paisajes rurales, el trabajo de los campesinos, de las lavanderas, cuando habla de la dificultad de pintar la nieve o el mar y señala a Turner como el mejor pintor de éste. Cuando el pintor se dirige a Herbal todos podemos observar el mundo con los ojos de un pintor.
No es una novela más sobre la Guerra Civil Española. Ésta es tratada desde una óptica distinta a la tradicional de la España dividida; de Vencedores y Vencidos. Es ante todo una novela de trasfondo humano y no político. Se habla del amor de dos hombres por una misma mujer, de la amistad y del odio sin saber muy bien su origen. No es una novela bélica aunque el contexto histórico sea el de una guerra y se relaten muchas de sus crueldades.
Desde el punto de vista político la confrontación ideológica de anarquistas y comunistas, se ve superada cuando partidarios de ambas ideologías comparten la misma celda. Convirtiéndose la cárcel en un pequeño microcosmos donde los prisioneros se ayudan unos a otros. Fiel reflejo de cómo en situaciones límite el díalogo y la unión hace la fuerza.
El joven médico gallego, Da Barca es retratado por el pintor como el profeta Daniel. Con su sonrisa, tendrá la misión de insuflar a sus compañeros la ilusión y la esperanza. Que no olviden a pesar de estar prisioneros que tienen el poder de soñar, que no hay posibilidad de huída porque " Toda España era una cárcel". En este sentido, una escena memorable es la comida con la que el doctor Da Barca hace soñar a Gengis Khan y al resto de los presos.
Ninguno de nosotros llego a odiar a Herbal y esto se debe a la maestría con la que Manuel Rivas nos lo describe. Nos ofrece su transfondo humano. Herbal actua según le dicte la conciencia. Unas veces se deja aconsejar por el lápiz del carpintero, siendo el pintor el que le ofrece una visión menos brutal de la vida. En otras ocasiones se dirige a él el Hombre de Hierro, (posiblemente se refiere a un colectivo) que le recuerda su oficio de matar. Nos pareció dura y significativa la escena en la que su padre le recuerda que es un asesino o cuando él se ve obligado a matar un raposo con su tío "el trampero".
Finalmente y consciente de que me dejo muchas cosas en el tintero dar las gracias a Pilar y a Juan por dejarme sus anotaciones, mucho más completas que esta entrada. Y mostraros a continuación una serie de direcciones que nos comento Nieves:
Sobre la exposición de caricaturas de Emilio Vera. Cárcel del Coto, Gijón. 1939-1940. Muy interesante y relacionada con la novela, pues se trata de un pintor que retrata a sus compañeros en la cárcel.
Sobre la novela ambientada en Candás

No hay comentarios:

Publicar un comentario